Lección para RD de canje de deuda salvadoreña

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Siendo RD uno de los países más vulnerables al cambio climático, ha debido ser más activa en recompra de deuda por naturaleza

A pesar de lo controversial que han sido algunas de sus políticas públicas, sobre todo en materia de seguridad ciudadana y de impulsar el uso de las criptomonedas, el presidente salvadoreño Nayib Armando Bukele Ortez ha dado demostraciones de tener una gran visión y altos niveles de gerencia, que le han asegurado cosechar frutos que lo han catapultado al éxito.

Y ahora acaba de dar una nueva demostración de su impronta: ha logrado el mayor canje de deuda por naturaleza firmado en el mundo, con la recomprar más de 1,000 millones de dólares de su deuda externa, financiado con un préstamo del estadounidense JP Morgan Chase Bank.

La operación le permitirá a El Salvador ahorrarse 350 millones de dólares en intereses que invertirá en el Programa de Conservación y Restauración del Río Lempa que abastece de agua a dos tercios del país.

La idea del canje de deuda por naturaleza, que es una compra deuda externa para convertirla en moneda nacional y utilizar el producto resultante para financiar actividades de conservación, probablemente tuvo su origen en un artículo publicado por Thomas Lovejoy en el New York Times en el año 1984 y en ese mismo año el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWP) fue pionero en poner en marcha este mecanismo para fomentar las iniciativas conservacionistas en los países en desarrollo
Correspondió al Gobierno de Bolivia firmar en 1987 con Conservación Internacional (CI) el primer acuerdo de canje de deuda por naturaleza, en virtud del cual CI adquirió deuda exterior boliviana por valor de 650,000 dólares por un precio de 100000 dólares.

A cambio, el Gobierno de Bolivia se comprometió a dispensar a la reserva de la biosfera de Beni la máxima protección jurídica y a crear tres nuevos espacios protegidos en la zona adyacente, así como aportar 25,0000 dólares en moneda nacional para actividades de ordenación en la reserva de Beni. Fue un canje que en su implementación tuvo muchos tropiezos que causaron retrasos.

Pero el mecanismo se ha venido perfeccionando y el interés de muchos países por aprovecharlo ha crecido en los últimos años.

Siendo la República Dominicana uno de los países más vulnerables al cambio climático, ha debido ser más activa en este tipo de recompra de deuda, pero no lo ha sido.

Pero parece ser que estamos en vía de superar la incuria, pues en julio de 2023 el Gobierno llevó a cabo una serie de eventos de capacitación y diálogos entre funcionarios públicos sobre mecanismos de finanzas climáticas y sostenibles, como el canje de deuda por naturaleza y bonos verdes.

En ese esfuerzo contó con el apoyo técnico de la Agencia Internacional de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID), de Estados Unidos, y del Instituto Global de Crecimiento Verde (GGGI).

Es de esperar que a ese esfuerzo se le dé continuidad hasta que el país pueda mostrar resultados, que ojalá sean tan robustos como el que acaba de obtener.

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