Este 7 de julio se cumplen cuatro años del asesinato del presidente haitiano Jovenel Moïse, sin que hasta la fecha el paÃs haya logrado restablecer el orden constitucional, iniciar un proceso electoral ni juzgar a todos los responsables del crimen. Mientras tanto, Haità se sumerge en una de las peores crisis humanitarias y de seguridad de su historia reciente.
La nación caribeña, con una población estimada de 11.4 millones de personas, vive un colapso institucional marcado por la violencia de pandillas, desplazamientos masivos, impunidad y migración forzada.
Cuatro años después del asesinato de Jovenel Moïse, Haità enfrenta crisis de seguridad y humanitaria sin precedentes
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), al 11 de junio de 2025 se registraban cerca de 1.3 millones de desplazados internos, un aumento del 24 % respecto a diciembre de 2024. Se trata de la cifra más alta jamás registrada en el paÃs por causa de la violencia.
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Las pandillas, especialmente la coalición G-9 y Familia, liderada por Jimmy Chérizier, alias «Barbecue», controlan actualmente más del 90 % del territorio de Puerto PrÃncipe, la capital haitiana. Esta situación ha generado una ola migratoria hacia paÃses como República Dominicana, Jamaica, Estados Unidos, Puerto Rico y Panamá.
El magnicidio impune
El asesinato del presidente Moïse ocurrió la madrugada del 7 de julio de 2021, cuando un comando armado integrado por al menos 20 hombres, entre ellos 18 colombianos, irrumpió en su residencia en el sector Pèlerin de Puerto PrÃncipe. Moïse fue acribillado con 13 disparos en su dormitorio. Los atacantes fueron contratados por una empresa de seguridad con sede en Miami, según revelaron las investigaciones.
Cuatro años después, no se ha logrado organizar un juicio en Haità contra los imputados. Varios exmilitares colombianos permanecen detenidos en la prisión de Puerto PrÃncipe, entre ellos: Alejandro Rivera GarcÃa, Duberney Capador Giraldo, VÃctor Alberto Pineda, Manuel Antonio Grosso, Jhon Jairo RamÃrez, Germán Alejandro Rivera GarcÃa, entre otros. Tampoco han sido capturados ni procesados los presuntos autores intelectuales del crimen, responsables del reclutamiento, financiamiento y logÃstica del grupo atacante.
En contraste, la justicia de Estados Unidos ha avanzado con varios procesos judiciales. Un tribunal federal en Miami condenó a cadena perpetua al exsenador haitiano Joseph Joel John, implicado en la conspiración. Durante el juicio, John declaró que no tenÃa intención de asesinar a Moïse, sino llevarlo ante la justicia por su mala gestión, pero que temió por su vida cuando los demás conspiradores optaron por matarlo. Además, otros 10 hombres han sido acusados en EE. UU. por su vinculación con el magnicidio, cinco de los cuales se han declarado culpables.
Intervención internacional insuficiente
En diciembre de 2022, el Gobierno haitiano solicitó formalmente una intervención internacional para contener la creciente violencia. Esta petición fue respaldada por el Consejo de Seguridad de la ONU en octubre de 2023, que aprobó el envÃo de una Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MMSS), liderada por Kenia.
En septiembre de 2024, el primer contingente de 400 policÃas kenianos llegó a Haità para apoyar a la PolicÃa Nacional. Posteriormente, la cifra superó los 600 efectivos, pero su presencia no ha logrado frenar el avance de las pandillas ni restaurar la gobernabilidad.
HaitÃ: entre el caos y la incertidumbre
Con un aparato estatal debilitado, una población desplazada y sin elecciones a la vista, Haità enfrenta un futuro incierto. A cuatro años del asesinato de su presidente, el paÃs continúa sin justicia, sin liderazgo legÃtimo y atrapado en una espiral de violencia que parece no tener fin.