Desde que motivado por un percance que previamente había tenido al olvidar llevar en el bolsillo el dinero con el que pagaría una cena en un lujoso restaurant en Nueva York, Frank McNamara, director de la Hamilton Credit Corporation, junto a su socio Ralph Schneider, lanzaron The Diner’s Club, en 1950 la primera tarjeta de crédito moderna, este medio de pago (comprar ahora para pagar después) ha motorizado una revolución en la relación entre clientes, comercio e intermediarios financieros, que nos ha impresionado hasta el asombro y en la que el gran perdedor ha sido el uso de dinero en efectivo.
El proceso inició con tarjetas de cartón, que luego fueron sustituidas por un plástico que primero funcionaba con banda magnética y luego emigraron al chip (de mayor seguridad) y están también las de metal y las almacenadas en teléfonos inteligentes, lo que las ha convertido en un medio de pago de mayoritaria aceptación.
Pero los cambios tecnológicos en los medios de pago no dan tregua, y ahora la compañía internacional MasterCard acaba de anunciar su intención de eliminar las tarjetas de todos sus clientes, lo que podría hacer que las tradicionales tarjetas de crédito utilizadas por los bancos queden obsoletas.
El objetivo principal objetivo es proporcionar un sistema más ágil, seguro y conveniente para los usuarios.
La nueva solución se basa en que en vez de utilizar números de tarjeta fijos, el sistema generará un código único y aleatorio o token para cada pago, que reemplazará los datos sensibles de la tarjeta, incrementando la seguridad y reduciendo el riesgo de fraude, ya que la información real de la tarjeta no se compartirá durante las transacciones.
La propuesta también incluye que para autorizar pagos, se emplearán características biométricas del usuario, como el escaneo de la palma de la mano, la huella dactilar o el reconocimiento facial. Este método elimina la necesidad de recordar contraseñas o portar tarjetas físicas, ofreciendo una experiencia más cómoda y segura.
La implementación de esta tecnología se realizará de manera progresiva, en proceso que ya ha arrancado y que se prolongará hasta 2033.
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Durante este período, las tarjetas de crédito y débito existentes serán reemplazadas gradualmente por nuevas tarjetas equipadas con chips electrónicos. Además, se fomentará la adopción de pagos sin contacto y la integración de datos biométricos para una autenticación más eficiente. Este avance tecnológico tiene como objetivo mejorar la seguridad de las transacciones y simplificar el proceso de pago, alineándose con las tendencias actuales hacia la digitalización y la reducción del uso de efectivo.
Si esta tecnología nos ayuda a aprovechar mejor el tiempo, que es lo más valioso que podemos gastar, y a la vez nos hará sentir más seguro al momento de llevar a cabo nuestros pagos electrónicos, bienvenida sea.