la tragedia de Sara Harper Sánchez Valerio

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Santo Domingo.- Eran las 7:45 de la noche del martes 8 de julio cuando la tragedia golpeó a una familia en la autopista Las Américas. Una yipeta, en la que viajaban varios integrantes del núcleo familiar, impactó violentamente contra una patana estacionada sin luces ni señalización.

En cuestión de segundos, la vida de la pequeña Sara Harper Sánchez Valerio, de apenas cuatro años, se apagó. Su hermana mayor, de seis años, resultó gravemente herida.

Lo que siguió fue una cadena de dolor, indignación y errores institucionales que no solo agravaron la pena de sus seres queridos, sino que dejaron al descubierto fallas persistentes en el sistema vial y forense.

Muerte inmediata

Sara murió en el acto. Fue trasladada al Hospital Pediátrico Hugo Mendoza, donde los médicos confirmaron que llegó sin signos vitales, con trauma craneoencefálico severo y exposición de la tráquea.

Entierro de Sara Harper Sánchez Valerio.

Sin embargo, el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) cometió múltiples errores en el acta de defunción según informa Iris Rosa Fernández familiar de la niña ,»El registró una hora y fecha incorrectas, situó el fallecimiento en un lugar que no corresponde con el del accidente, y lo más alarmante, clasificó la muerte como no violenta”. Dijo

Estos errores provocaron que el cuerpo de la niña permaneciera varios días retenido, retrasando el sepelio y profundizando la angustia de una familia que solo buscaba despedirse con dignidad.

Puedes leer: El dolor de una familia tras tragedia en Las Américas

“Errores como estos no pueden pasar, no en medio de tanto dolor”, expresó uno de los familiares, visiblemente afectado, al salir del Inacif tras exigir la corrección de los documentos. Las autoridades forenses se comprometieron a emitir el certificado corregido el próximo martes 15 de julio.

Entierro

Finalmente, el sábado, el cuerpo de Sara fue sepultado en el cementerio Cristo Salvador. La madre de la menor, quien no se encontraba en el vehículo al momento del accidente, permaneció inconsolable durante toda la ceremonia.

Rodeados por vecinos, amigos y compañeros de trabajo, los familiares despidieron a la niña entre lágrimas y reclamos de justicia.

“Esto se pudo evitar”, repitieron una y otra vez. Según testigos, el conductor de la patana encendió las luces del vehículo solo después del impacto, lo que fue interpretado como un intento de encubrir la falta de señalización previa o, peor aún, como una provocación.

Viejo debate

El caso ha encendido nuevamente el debate nacional sobre la seguridad vial y la aplicación efectiva de la Ley 63-17, que regula la movilidad, el transporte terrestre y seguridad vial en el país.

Familiares, activistas y ciudadanos han exigido sanciones ejemplares contra quienes estacionan vehículos pesados en autopistas sin la debida advertencia, poniendo en riesgo vidas inocentes.

Mientras la hermana herida continúa en recuperación, la memoria de Sara descrita por sus familiares como una niña alegre, inteligente y cariñosa, se convierte en un símbolo de lucha que aún no encuentra justicia.



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