El atentado contra Antonio Imbert Barrera en 1967: un crimen sin resolver

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El 21 de marzo de 1967, casi seis años después del ajusticiamiento de Rafael Leónidas Trujillo Molina, el general Antonio Imbert Barrera fue víctima de un atentado en la intersección de las calles Pedro Henríquez Ureña y Eugenio de Marchena, en el Distrito Nacional.

El ataque en plena vía pública

El atentado ocurrió alrededor de las 9:45 de la mañana, en medio del intenso tráfico de la época. Imbert Barrera, quien se desplazaba en su vehículo oficial (placa 39), fue emboscado por desconocidos que abrieron fuego desde otro automóvil que circulaba en la misma dirección. Tras el ataque, los agresores huyeron sin dejar rastro.

En el incidente también resultó herido su acompañante, el mayor retirado del Ejército, Marino García Ramos, quien se desempeñaba como su ayudante personal.

Las investigaciones de la Policía Nacional revelaron que en la escena del crimen se hallaron casquillos de fusiles automáticos M-16, R-16 y FAL, lo que confirmaba que los atacantes utilizaron armamento de alto calibre. El vehículo de Imbert recibió 24 impactos de bala, la mayoría en la parte delantera y en el lado izquierdo. El parabrisas quedó completamente destrozado debido a la intensidad del ataque.

El pronunciamiento de Balaguer y la investigación oficial

El mismo día del atentado, el presidente Joaquín Balaguer emitió un comunicado en el que condenó el ataque y prometió que su gobierno no escatimaría esfuerzos para capturar a los responsables, afirmando:

«Los culpables serán encontrados, estén donde estén y sean quienes sean.»

Para investigar el hecho, Balaguer promulgó el Decreto No. 1088, a través del cual ordenó la creación de una comisión especial integrada por dos secretarios de Estado y el procurador general de la República. Además, envió al vicepresidente Francisco Augusto Lora para expresar personalmente su repudio por el atentado y mostrar solidaridad con Imbert Barrera.

Un crimen sin culpables identificados

El teniente coronel Ernesto Ricourt Regús, jefe del escuadrón contra homicidios, fue el encargado de interrogar a Antonio Imbert Barrera. Sin embargo, el general declaró que no pudo identificar a los atacantes.

Uno de los pocos testigos presenciales, el cabo de la Policía Marino Antonio Liriano, relató que el atentado ocurrió en un momento de gran congestión vehicular. Explicó que el vehículo de los atacantes tomó la vía contraria para rebasar el tráfico y se acercó rápidamente al auto de Imbert Barrera. Según su testimonio, el conductor hizo un giro tan brusco que estuvo a punto de chocar contra un poste eléctrico antes de acelerar y huir del lugar.

A pesar de las investigaciones y del despliegue de recursos del gobierno, nunca se identificó a los responsables del atentado.

El legado de Antonio Imbert Barrera

Antonio Imbert Barrera, quien fue uno de los principales ejecutores del ajusticiamiento de Trujillo el 30 de mayo de 1961, continuó ocupando un papel relevante en la política y la vida militar del país.

Falleció el 31 de mayo de 2016, a los 95 años, sin haber descubierto nunca la identidad de quienes intentaron asesinarlo en 1967.



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