Por Carlos Julio Feliz, Especial para Hoy
Los cines o teatros de Barahona y Pedernales, que para la época dorada fueron lugares de diversión o centros culturales por excelencia, están convertidos en centros religiosos, comerciales y sitios abandonados que evocan nostalgias a quienes vivieron los tiempos esplendorosos del séptimo arte en estas provincias del suroeste.
Los cines o teatros de estas dos provincias crearon grandes famas. En el caso de los de Barahona, por estar ubicados en la ciudad que centraliza la gran actividad comercial y económica del sur. Y en cuanto a Pedernales, por la presencia de la minera estadounidense que más impactó la economía nacional, Alcoa Exploration Company, exportadora de bauxita, la materia prima del aluminio.
Los cuatro cines más famosos del sur operaban en la ciudad de Barahona. Frente al parque Central, en la calle Nuestra Señora del Rosario, funcionó el primero de estos, el Cine-Teatro Unión. Este lugar de proyección de películas inició con presentaciones teatrales en una imponente estructura de madera, inaugurada a finales de 1920, una idea del señor Willin Garnes.
Posteriormente, lo adquirió Manuel González Sánchez y luego la familia Lagares, la que mayores inversiones hizo en esta actividad en la región Enriquillo. Fue el teatro más popular de la ciudad de Barahona, en aquellos tiempos románticos de una provincia rica en historia y que tuvo el privilegio de ser sede del gobierno en 1913, durante el gobierno de monseñor Adolfo Nouel.
A siete años de este acontecimiento, a pocos metros de la casa de la sede gubernamental, se fundó el Teatro Unión. Allí se realizaban jornadas nacionalistas en protesta por la ocupación de la primera intervención estadounidense a la República Dominicana.
El local de este cine terminó demolido varios años después. Actualmente, en el lugar funcionan las oficinas de la principal empresa telefónica del país.
El segundo cine que se construyó en Barahona fue el más imponente de la región para la época, en la calle Jaime Mota, frente al Cuerpo de Bomberos. Se trata del Cine Ercilia, uno de los más modernos del país, inaugurado en 1947 con la película Enamorada, protagonizada por Jorge Negrete. Sus propietarios fueron el señor Sócrates Lagares y su esposa, por la cual llevaba ese nombre.
El salón disponía de cómodas butacas, luces que indicaban la disponibilidad de asientos. Antes de las presentaciones de los avances se proyectaban noticiarios de la capital que se preparaban en cinta celuloide de 16 milímetros.
En este cine se realizaban presentaciones artísticas con figuras nacionales e internacionales como Fernando Fernández y grupos españoles y latinoamericanos. Es ahora un lugar que provoca nostalgia a quienes disfrutaban de las mejores funciones del cine de la época. A la entrada de la sala se conservan murales del famoso pintor español José Vela Zanetti. Ahora funciona un centro religioso.
A unas siete cuadras, en la calle Duarte, está el local donde funcionó uno de los cines más populares de la región, el Bahoruco, en el sector Villa Estela, uno de los íconos del entretenimiento de aquellos años románticos de esta hermosa ciudad del suroeste.
Lo construyó una compañía que encabezó don Ángel Augusto Suero (Negro Suero), un barahonero de una de las familias fundadoras de la ciudad. La apertura de este cine fue el 21 de enero de 1948 con un tripletazo de películas. Se proyectaban rodajes de famosos artistas mexicanos de la época. Posteriormente, pasaban películas de vaqueros, aventuras, karate y otras de demandas populares.
Es un amplio local con paredes de cemento, techo de madera y zinc, y tenía un gran cielo raso de hermosa terminación. La sala tenía cientos de butacas acorchadas. La obra fue concebida como cine teatro y se le construyó un escenario de varios pies de profundidad y estaba preparado con camerino.
Este gran centro de diversión y cultura que brindó los mejores entretenimientos en esa parte de la ciudad de Barahona está en total abandono. Ahora trae momentos de recuerdos que se vivieron en Barahona, cuando el cine era el gran espacio para enamorados.
En la década en que surgieron los cines Ercilia y el Bahoruco era la época en que había adquirido gran fama y popularidad María África García Vidal (María Montés), la actriz de Hollywood nacida en Barahona en 1912, que trascendió al mundo como la reina del Technicolor.
El último y moderno de los cines de la región fue el SL Cinema, frente al Arco de Barahona, una impresionante estructura, donde opera en la actualidad un centro cristiano.
El SL llenaba de orgullo a los habitantes de todo el sur. Fue construido a mediados de los años setenta, propiedad de Pipito Lagares, un comerciante que también apostó al turismo en la Perla del Sur. El SL Cinema competía con los de alta calidad de la capital dominicana.
Pedernales, segregada de la provincia de Barahona mediante la ley 4815 del 15 de diciembre de 1957, tuvo su mayor esplendor económico tras la instalación de la empresa estadounidense Alcoa Exploration Company, la minera que explotó la bauxita, de la cual se extrae el aluminio.
El primer cine del poblado se construyó en 1955, el Cine Doris, en la avenida Duarte, entre las calles 27 de Febrero y 16 de Agosto. Su propietaria fue la señora María Nuris Mancebo, viuda Reyes, según una crónica publicada por el señor Rubén Bretón, en la que se indica que la obra se levantó a un costo de diez mil pesos. Fue construida con techo de zinc.
Se proyectaban funciones especiales para adolescentes, conocidas como matiné, que constituían las mayores diversiones para la niñez de la época. Las películas más populares eran los rodajes de vaqueros. En las carteleras se incluían proyecciones de los superhéroes de la época como Tarzán y el Capitán Maravilla.
Los anuncios se hacían con un altoparlante giratorio que se orientaba hacia los cuatro puntos cardinales. La poca dimensión del poblado, el ambiente de tranquilidad y ausencia de ruidos hacía que estos avisos llegaran a casi todo el pobladito.
Se leían notas diversas y se colocaba música de los artistas de la época como Javier Solís, Adamo, Rafael y las de la nueva ola. Minutos antes de las funciones se informaba sobre el tiempo que faltaba para el inicio.
Este cine sufrió serias averías con el huracán Inés en 1966. Fue reparado rápidamente, pues el techo superior estaba construido en zinc y madera.
En el lugar se hacían presentaciones de artistas. Una de las más recordadas fue la del barahonero Rafael Alcántara (Rafo).
Después de suspender las funciones en el local operó el Instituto de Estabilización de Precios (INESPRE). Posteriormente se instaló un centro comercial privado de ventas de repuestos. Ahora funciona un taller.
En la calle 27 de Febrero esquina 2da. del barrio Alcoa funcionó el Cine Pedernales, construido y operado por la Junta de Acción Comunitaria (JAC), compuesta por empleados de Alcoa.
Es una sólida edificación de concreto, sin techo superior, es decir al aire libre. Los bancos también son de concreto, razón por la que algunas personas llevaban cojines para mayor comodidad.
Se recuerda que fuera, adolescentes colocaban espejitos para ver la película, pues las ventanas son columnas verticales de concreto en dirección contraria a la pantalla. Algunos jóvenes eran vistos sobre árboles para disfrutar, gratuitamente, de las proyecciones.
Las películas llegaban vía Alcoa, en Cabo Rojo, lo que permitía tener una cartelera actualizada, a nivel de la capital. Las más demandadas eran las mexicanas y otras en idioma español, como las producciones argentinas.
De las películas más taquilleras se recuerdan las de Sandro, Rafael, Leo Favio y otros artistas de la época. Aunque la mayoría eran del cine estadounidense.
Las promociones del día se difundían por Radio Pedernales, la única emisora de la provincia en la época.
En el cine se realizaban espectáculos y presentaciones artísticas. Una de las más recordadas fueron las de los cantantes Fausto Rey, Antony Ríos, Olga Lara, Vickiana, Jaquelín Estévez, Omar Franco y otros de fama nacional en las décadas de los setenta y ochenta.
Se realizaban presentaciones de grupos culturales, como ballet folklórico, teatro, poesía coreadas y otros.
Este local está en total abandono, lo cual provoca tristeza entre los espectadores que disfrutaron de esa época de gran actividad cinematográfica, cultural y social de la provincia.
En la década de los ochenta, a unos cien metros de este lugar, en la 27 de Febrero, funcionó el Cine LP, fabricado en concreto y madera, propiedad del abogado Luís Pérez Heredia (Lulú).
Le dio la denominación en honor a su hija Penélope. Las funciones estaban orientadas a dar oportunidades de diversión a personas de muy escasos recursos económicos. En el lugar funciona un comercio de venta de repuestos de vehículos.
Un pedernalense que hizo gran aporte a la función cinematográfica fue Jorge Maximiliano Fernández (Pipín), quien llevaba proyecciones rodantes a las comunidades rurales.
El cine más especial de la región y probablemente del país funcionó en la época de los setenta en Cabo Rojo, completamente al aire libre, donde operaba Alcoa Exploration Company. Fue construido para el disfrute del personal y familiares de la minera.
Los asientos estaban sobre las rocas, rodeadas de cactus (la vegetación de la zona), con vista al mar, en un ambiente al natural, con suelo en gravilla, hecha a base de rocas molidas existentes en el lugar.
Los espectadores disfrutaban por demás de las noches estrelladas. El total silencio permitía escuchar con alta fidelidad y nitidez el sonido de gran calidad que se dispersaba por todo el lugar inhabitado.
Las cintas de los rodajes llegaban en los tres vuelos semanales que hacía, desde el aeródromo de Herrera de la capital, la aerolínea Alas del Caribe contratados por Alcoa. Esto hacia que no se repitieran películas. El cine dejó de operar, después del retiro de la minera, a mediados de los ochenta, y quedó destruido y abandonado.
Cabo Rojo es hoy el lugar donde se levanta el proyecto turístico de mayor impacto de toda la región sur y el de mayores perspectivas de su género en el país y la región del caribe.
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