Cuando Mónika Despradel en el año 2007 presentó la primera “Gala de Estrellas de la Danza”, tenía el propósito altruista de ayudar a esos niños posados en su Nido de Angeles, pero estas galas además se han convertido en una tradición, que nos ha dado la oportunidad de conocer grandes figuras de la danza mundial.
Como bienvenida, en el lobby del Teatro Nacional nos esperaba una exposición benéfica, de dibujos del gran pintor dominicano Aquiles Azar. Pasamos a la sala, en el escenario a manera de prólogo, escuchamos las palabras de bienvenida y agradecimiento de Mónika Despradel, y del director artístico Paul Seaquist. Luego nos deleita con una hermosa melodía el cantautor José Antonio Rodríguez.
Cambian las luces, el arte de la danza fluye incontenible, los bailarines del Ballet Nacional Dominicano, en íntima relación de cuerpo y espíritu, interpretan en una visión colorista, la pieza contemporánea, de la coreógrafa Annalle López Ochoa “Unicor”. Los bailarines lucieron brillantes, a la altura de los bailarines invitados.
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De la Compañía Nacional de España, Cristina Casa e Ion Agirretxe, interpretaron del coreógrafo brasileño Ricardo Amarante, “Loss”, inspirado en la música de Edith Piaff. La pieza es un reflejo de su vida, expresada a través de los movimientos elocuentes, bellamente ejecutados por los excelentes bailarines. La coreografía es una metáfora del amor, pérdida y miedo, que matizaron la vida de la célebre artista cuya vida no fue precisamente una “Vie en rose”. Más adelante interpretan “Contigo”, de la coreógrafa Altea Núñez, con música de Philip Glass.
El ballet “Bitter Earth” -Tierra Amarga- de Christopher Wheeldon, y música de Max Richter y Clyde Otis, es una impresionante coreografía, transformada en poesía en movimiento por los bailarines Chase Swatosh y Ashley Knox, del Miami City Ballet.
Luego, la versatilidad de estos bailarines se decanta en “Esmeraldas”, del ballet “Jewels” -Joyas- de George Blanchine y música de Gabriel Fauré, en la que combina la técnica clásica con movimientos modernos, su carácter lírico por momentos nos conecta con el romanticismo.
Desde Argentina nos llega el sublime ritmo del Tango, que al decir del compositor Enrique Santos Discépolo: “El Tango es un pensamiento triste que se puede bailar”. Los coreógrafos y bailarines Soledad Buss y César Peral, nos envuelven en ese baile sensual, emocional, con su pieza evocadora “Buenos Aires”, inspirado en el “Patético” del compositor Osvaldo Pugliese.
El sonido del acordeón nos transporta, la pareja enlazada, en perfecta coordinación, emociona, contagiando ese ritmo seductor, el hombre pauta cada movimiento, la mujer enlazada lo sigue, ambos aportan belleza y sensualidad. Más adelante, continúa la pareja con “Fervor Tanguero”, los aires de “El Marne” de Eduardo Arolas y “Tanguera” de Mariano Mores, hacen de esta pieza una verdadera apoteosis del tango.
Un “pas de deux” de dos bailarines masculinos, no es lo habitual. Alejandro Duval con su coreografía “Desde el Silencio”, rompe el silencio. Junto a Raymundo Rodríguez, interpreta su pieza de gran creatividad y belleza, sorprendiendo el uso y dominio de las zapatillas de punta de Raymundo. Dos excelentes bailarines de nuestro Ballet Nacional.
Rachel Buriassi y Celestine Boulin, del Grand Ballet de Canadá, interpretaron “Estaciones”, del coreógrafo, Mauro Bugonzetti, hermosa pareja de gran potencial escénico. Luego el famoso “Bolero de Ravel”, un “solo” de la bailarina Rachele Buriassi, en la que destacan sus movimientos “in crescendo” de gran belleza, diseñados por Ermanno Sbezzo, acorde con la embriagante melodía.
Desde Alemania llega la bailarina Maura Morales, con su propia coreografía, “Exploración de una Pérdida”, en la que expresa inquietud, y en un trabajo corporal deslumbrante lleva a reflexionar, ¿Somos dueños de nuestro cuerpo? La música de Michio Woirgardt, rítmica y dinámica se adecúa a la propuesta coreográfica.
Una gran sorpresa de la noche fue la presentación de la bailarina dominicana Alexa Torres, -recién ingresada en el Ballet de la Opera de París- interpretando el famoso solo “La Muerte del Cisne”, de Michel Fokine y música de Camille Saint-Saëns, en la que destaca su técnica y el hermoso aleteo de sus brazos, qué tras dolorosas evoluciones, pliega contra el suelo.
La bailarina panameña Ana Lorena Boyd y el bailarín cubano Dani Hernández, se unen en “Aguas Primaverales”, del coreógrafo Asaf Messerer, inspirado en la música de Sergei Rachmaninoff, ofreciendo un momento de gran belleza.
Luego, la pareja cubano-panameña, en el bellísimo “Pas de Deux”, del ballet “El Corsario” de Marius Petipa, y música de Adolphe Adam, transmiten la belleza y el virtuosismo del clasicismo, los bailarines cautivan en sus excelentes variaciones, logrando un cierre espectacular de esta gran Gala.
La noche de danza en sus diferentes géneros, satisfizo al público que retribuyó con calurosos aplausos cada presentación. Gracias Monika por esta XV Gala y que continúen, para que nuevos ángeles a ocupen sus nidos…