A 69 años del asesinato de Jesús de Galíndez a manos del régimen de Trujillo

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El 12 de marzo de 1956, la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina asesinó al intelectual vasco Jesús de Galíndez. Según diversas versiones, su ejecución ocurrió en el mismo Palacio Nacional, y posteriormente se produjo la desaparición de más de 20 personas involucradas en la trama.

Motivos del asesinato de Galíndez

Los historiadores no han determinado con exactitud las razones por las que el régimen trujillista ordenó la muerte de Galíndez, pero se cree que fue debido a la tesis doctoral que preparaba en Estados Unidos. En ella, denunciaba los crímenes del régimen y cuestionaba la legitimidad del poder de Trujillo.

De España al exilio en República Dominicana

El 10 de febrero de 1939, Galíndez cruzó la frontera francesa huyendo de la Guerra Civil Española. Tras pasar varios meses en el campo de internamiento de Vernet, logró escapar y contactar con diplomáticos dominicanos en Madrid, quienes facilitaron su exilio en República Dominicana poco después del estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Galíndez, que en 1936 se había graduado en Derecho en la Universidad Central de Madrid (Complutense), ya era autor de varios libros sobre política, derecho y psicología.

Su ascenso en República Dominicana

A su llegada al país, Galíndez se insertó rápidamente en la vida académica y política, favorecido por la política de «puertas abiertas» de Trujillo hacia los exiliados españoles. Se dice que el dictador tenía un interés obsesivo en atraer talento extranjero para fortalecer su régimen.

En poco tiempo, Galíndez se convirtió en profesor de la Escuela Diplomática Dominicana, funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores y catedrático de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

También fue profesor personal de Ramfis Trujillo, hijo del dictador, a quien impartía clases en una oficina dentro de la residencia presidencial, donde actualmente se encuentra el Ministerio de Relaciones Exteriores.

La ruptura con Trujillo

Su relación con el régimen comenzó a deteriorarse en 1946, cuando, como secretario de la Comisión de Salarios Mínimos, facilitó un acuerdo con los trabajadores azucareros en huelga. La dictadura, en respuesta, ordenó el asesinato de los líderes sindicales.

La huelga azucarera de enero de 1946 fue liderada por Mauricio Báez y Hernando (Nando) Hernández, quienes desafiaron al régimen y a los intereses azucareros en la región oriental.

Tras este episodio, Galíndez perdió la confianza en Trujillo y decidió exiliarse en Estados Unidos, temiendo represalias.

Vida en Nueva York: academia y espionaje

Al llegar a Nueva York, Galíndez se unió al equipo de Antón Irala, delegado del Gobierno Vasco en EE.UU., quien tenía contactos en el Departamento de Estado. Se convirtió en informante del FBI, suministrando informes sobre actividades procomunistas en la comunidad hispana de la ciudad.

El Partido Nacionalista Vasco (PNV) colaboró con Estados Unidos en labores de inteligencia anticomunista, especialmente tras el fin de la Segunda Guerra Mundial y el inicio de la Guerra Fría.

En el ámbito académico, fue profesor de Derecho Público Hispanoamericano e Historia de la Civilización Iberoamericana en la Universidad de Columbia. Entre sus publicaciones destacan:

  • La inestabilidad constitucional en el derecho comparado de Latinoamérica (México, 1952).
  • Nueva fórmula de autodeterminación política de Puerto Rico (1953).
  • Iberoamérica: su evolución política, socioeconómica, cultural e internacional (Nueva York, 1954).

Sin embargo, su tesis doctoral La era de Trujillo: un estudio casuístico de dictadura hispanoamericana, basada en información recopilada durante su estadía en República Dominicana, alarmó al régimen trujillista.

En ella, denunciaba los crímenes de Trujillo y, además, afirmaba que Ramfis Trujillo no era su hijo biológico.

El secuestro y desaparición de Galíndez

Galíndez fue visto por última vez el 12 de marzo de 1956, alrededor de las 10:00 p.m., cuando ingresaba a la estación del metro en la calle 57 y la 8ª avenida de Manhattan, Nueva York.

Miembros del cuerpo diplomático dominicano, en coordinación con Johnny Abbes García, jefe del Servicio de Inteligencia Militar de Trujillo, organizaron una operación secreta para secuestrarlo.

Fue embriagado con alcohol y subido a un avión privado Beech, piloteado por el estadounidense Gerald Lester Murphy. La aeronave, equipada para vuelos de larga distancia, aterrizó en Montecristi, República Dominicana.

Desde allí, el capitán Octavio de la Maza, de la Fuerza Aérea Dominicana, trasladó a Galíndez a Santo Domingo en un avión militar. Nunca más se supo de él.

Las consecuencias del crimen

Semanas después del secuestro, el capitán Octavio de la Maza fue encontrado muerto en prisión, en circunstancias sospechosas. Poco después, el piloto Gerald Lester Murphy también desapareció en República Dominicana.

Investigación del FBI y nombres implicados

Según la investigación del FBI, al menos 35 personas estuvieron involucradas en el secuestro y desaparición de Galíndez. Entre ellos:

  • Arturo Espaillat («Navajita»)
  • Emilio Ludovino Fernández
  • Coronel Antonio Hart Dottin
  • Capitán Octavio de la Maza
  • Reverendo Oscar Robles Toledano
  • Embajadora Minerva Bernardino
  • Félix W. Bernardino
  • Félix Hernández Marques («El Cojo»)
  • Ana Gloria Viera
  • Stanley Ross
  • Gerald Lester Murphy

Trujillo tenía estrechas relaciones con figuras clave del anticomunismo en EE.UU., como Richard Nixon (entonces vicepresidente de Eisenhower) y el senador Joseph McCarthy.

El ajusticiamiento de Trujillo

El 31 de mayo de 1961, Trujillo fue asesinado en una emboscada. Uno de los conspiradores fue Antonio de la Maza, hermano del capitán Octavio de la Maza, quien había sido asesinado tras el caso Galíndez.

En un acto de venganza por la muerte de su hermano, Antonio de la Maza fue quien disparó el tiro de gracia a Trujillo.



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