Santo Domingo. Maleza, basura y deterioro son el panorama habitual en el Cementerio Municipal Cristo Salvador, ubicado en Santo Domingo Este, donde miles de sepulturas han quedado sumidas en el abandono.
Este camposanto, el más grande de la zona oriental con 23 manzanas, presenta nichos deteriorados, cubiertos por hierbas, maleza y rodeados de calles sin asfaltar, lo que dificulta el acceso.
En recorrido de un equipo de reporteros de El Nacional por el lugar, se evidenció la falta de limpieza y mantenimiento, una situación que refleja no solo la ausencia de acción por parte de las autoridades, sino también el descuido de los familiares de los fallecidos.
En noviembre pasado, el alcalde de Santo Domingo Este, Dío Astacio, prometió un plan de mejoras para dignificar este lugar de enterramientos, incluyendo asfaltado y señalización de las calles. Sin embargo, hasta la fecha no se han observado avances.
“La meta es convertir este camposanto en un modelo nacional, comparable con uno privado”, aseguró Astacio en su momento, recordando además que el mantenimiento de las tumbas es responsabilidad de los familiares.
Contraste con los cementerios de la capital
En contraste, algunos cementerios públicos del Distrito Nacional presentan mejores condiciones. En lugares como el Cristo Redentor y el Máximo Gómez, se observa limpieza periódica y personal de seguridad.
Durante un recorrido en el Cristo Redentor, brigadas de limpieza trabajaban desyerbando y recogiendo basura.
Foto: Duany Nuñez
Isabel Mercedes Rudecindo, apodado «La volanta», encargado de la Brigada de Mantenimiento de los cementerios del Distrito Nacional, explicó que limpiar un cementerio de gran tamaño como este toma cerca de un mes.
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“Hemos avanzado un 60% en tres semanas. Terminaremos en una semana y media más. Muchas veces los familiares se quejan porque ven áreas limpias y otras no, pero se necesita tiempo para cubrir las 29 manzanas del cementerio”, afirmó.
Antes de iniciar los trabajos en el Cristo Redentor, la brigada que cuenta con 57 hombres, completó labores en el Máximo Gómez y el Cristo Rey.
Seguridad, un desafío constante
El capitán Esterlin Vázquez, encargado de la seguridad en el Cristo Redentor, admitió que las quejas sobre profanaciones y poca vigilancia persisten debido a varios factores, incluyendo la insuficiencia de personal.
“Este es un cementerio demasiado grande para 16 hombres y un solo motor. Las profanaciones no van a desaparecer porque mientras vigilamos un área, en otra puede ocurrir algo. Incluso algunos albañiles contribuyen a estos actos para garantizar trabajo continuo”, señaló.
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Asimismo, Vázquez lamentó que, al enfrentar situaciones delictivas dentro del camposanto, muchas personas graben videos y denuncien supuestos maltratos, ignorando los hechos reales.
La situación en los cementerios refleja una problemática que requiere atención urgente, tanto por parte de las autoridades como de los familiares, para garantizar el respeto y dignidad que merecen estos espacios sagrados.