Qué hacer cuando los niños traen piojos de la escuela

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Madrid.- Los piojos son insectos parasitarios que se alimentan de sangre y “viven” en la cabeza de los humanos, como los niños. La hembra produce una sustancia pegajosa para adherir los huevos (las liendres) a la base del tallo del pelo; el calor del cuero cabelludo ayuda a su incubación y en un plazo de 8 ó 10 días eclosionan.

Las liendres se distinguen porque son unas bolitas blancas o amarillentas, que se pueden confundir con la caspa, que solo se pueden arrancar manualmente porque están pegadas al pelo como consecuencia de la saliva de la hembra.

Los piojos viven aproximadamente 28 días y se desarrollan en tres fases:

Huevo o liendre, que se incuba en un margen de tiempo entre 7 y 12 días.

Ninfa, como un piojo adulto, pero más pequeña y se convierte en adulto a los 9 ó 12 días después de salir del huevo.

Y piojo adulto, cuando puede multiplicarse y poner hasta diez huevos por día.

A los huevos solo les lleva entre 12 y 14 días alcanzar la adultez.

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“Por esta razón, cuando detectamos piojos en nuestro hijo debemos continuar revisando su pelo durante los siguientes 14 días”, apuntan Natalia Gallardo García y Laura Sánchez Soria, enfermeras del Servicio de Enfermería Pediátrica del Hospital Quirónsalud San José.

El síntoma más común que provoca la pediculosis es picor, sobre todo detrás de las orejas y en la nuca. Esto sucede porque el piojo segrega saliva sobre el cuero cabelludo y este reacciona. A veces, los niños tardan en empezar a rascarse, según la sensibilidad de su piel.

Cómo se contagian los piojos entre los niños

Es difícil prevenir el contagio entre los niños que van a la guardería o al colegio, ya que el contacto es inevitable y el contagio es muy rápido, sin que eso signifique que existan malos hábitos de higiene en los pequeños.

Conviene no olvidar que los piojos no trasmiten enfermedades, que no los trasmiten los animales y, muy importante, que los piojos no pueden saltar ni volar, sino que se propagan a través del contacto estrecho entre los niños, cuando juegan o interactúan muy cerca unos de otros o si se tiene contacto con superficies contaminadas -por ejemplo, si se coloca ropa con piojos en armarios o en los percheros del colegio-.

También se pueden propagar cuando se guardan con artículos personales como almohadas, mantas, toallas, peines, cepillos y juguetes de peluche.

Y, por supuesto, el contacto con muebles que tengan piojos: acostarse en una cama o sentarse en un sillón con cojines de tela en el cual se ha sentado o tumbado una persona con piojos, ya que estos pueden vivir uno o dos días sin estar en contacto con un cuerpo humano. De ahí la importancia de realizar en casa una limpieza exhaustiva.

“Es recomendable aspirar los sofás, las alfombras y los colchones”, recuerdan Natalia Gallardo y Laura Sánchez. “La ropa, las sábanas, las toallas y los peluches se deben lavar con agua caliente a 50-60 grados y, de no poder lavarlos, se pueden colocar 14 días en una bolsa de plástico cerrada”.

Algunos productos de venta libre pueden repeler el contagio, pero no hay champú, colonia o loción que impida que los niños cojan piojos.

“En la farmacia se pueden encontrar productos para piojos que contienen permetrina al 1 por ciento. Hay que seguir las instrucciones del producto, armarse de paciencia para retirar las liendres con una lendrera (peine de púas muy juntas) y repetir la operación a los 7-10 días”, indican las enfermeras pediátricas. Si la infestación continúa pasadas dos semanas, se debe consultar con el pediatra.

Algo muy importante que se debe recalcar es que nadie está libre de contagiarse de estos desagradables parásitos; niños y adultos estamos expuestos al contagio.

Por eso no hay que sentir vergüenza ni aislar al niño infestado. Tener piojos no es un signo de suciedad o de falta de higiene, y estos molestos bichos pueden ser un problema temporal independientemente de lo mucho o lo poco que se lave el cabello o se bañe una persona.

Eso sí, en el momento de detectarlos hay que comunicarlo al centro escolar para que niños y familias tomen las medidas necesarias para acabar con estos desagradables inquilinos.




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